A la hora de adquirir un proyector son muchas las dudas que nos asaltan acerca de las características que este deberá reunir. Actualmente los proyectores pueden ser clasificados según la finalidad de uso entre domésticos, profesionales y portátiles. Los proyectores pertenecientes a cada una de estas categorías difieren de las otras por reunir una serie de condiciones diferentes.
La potencia lumínica viene generalmente expresada en lúmenes de brillo, siendo el valor adoptado más frecuentemente por los fabricantes los lúmenes ANSI. Cada uno de los segmentos se caracteriza por tener una potencia lumínica diferente. Así, los proyectores de uso doméstico suelen ser más apagados que los de oficina. Un proyector de más de 1.600 lúmenes para espacios en los que la luz va a estar encendida o va a haber mucha claridad es el recomendado, mientras que para espacios más oscuros podría bastar con uno de 1.000 lúmenes.